Entre semana estuve viendo videos realistas de distintas figuras públicas y como era su vida en las redes sociales y como eran en realidad, en ese video explicaban cómo es que fingían tenerlo TODO pero en realidad su vida era otra completamente diferente, después me puse a pensar en las veces que he fingido en las redes una vida “perfecta”, algo que encaje con mi perfil, pero no solo es hablar de las redes sociales me puse a pensar en las veces que cuando la gente me veía yo tenía que mostrar que tenía mi vida resuelta ante distintas circunstancias queriendo mostrar una versión falsa, una versión de una vida que no tiene problemas o circunstancias.
Pero en ese tiempo Dios me recordaba la vida de Pablo, una vida transparente, una vida en la que las circunstancias, los golpes, el trabajo, sufrimientos y persecuciones para él era su carta de presentación ante las demás personas.
Pablo no intentaba impresionar a nadie.
Pablo entendió quien era el que habitaba ahora en Él, Cristo estaba en él y ahora tenía una nueva naturaleza donde las mentiras no eran parte de su vida.
Cuando tú puedes ver el viejo hombre o sea tu vieja naturaleza, te puedes despojar de ella, tú no te puedes despojar de lo que no conoces, pero, ¿Quien te hace ver tu vieja naturaleza y tú viejo hombre? Fácil, la vida de Cristo en ti como luz, la nueva naturaleza que tú ahora tienes, la naturaleza de Dios que alumbra tu vida en tu interior es la que expone todas las estructuras de tiniebla!!!
Por lo tanto debemos edificar en la Verdad porque es la única base que puede hacer que lo que tú y yo hagamos permanezca.
La sinceridad nunca empieza con palabras, es una forma de vida, una vida que está creciendo en el entendimiento de la Luz de Cristo en él.
Tú y yo somos una vida que se está traduciendo en manifestar la verdad de Cristo y despojarse de todo lo falso, de toda mentira que teníamos dentro por la estructura de este mundo.
Quisiera terminar con esto:
La verdad, la sinceridad y la integridad que son parte de nuestra nueva naturaleza eso podrá expresar el verdadero evangelio, NO por un discurso, sino por la vida que expresamos día a día.
El evangelio no es un discurso, el evangelio es una vida, es la vida de Cristo manifestándose en ti y en mi.
-Maricela
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