Hola!!
Me hace muy feliz poder estar por aquí de nuevo escribiéndoles acerca de lo que Dios pone en mi corazón para ustedes (y para mi misma muchas veces).
Hace unos días estaba leyendo Romanos 3:9-20, en donde habla de no hay ni un justo, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, explicando que todos estamos bajo pecado, y por lo tanto, bajo condenación, y nos muestra características de estas mismas personas (qué también somos jeje), habla de que engañan con la lengua, que su boca está llena de maldición y amargura (RV1960), y sigue y sigue, y wow el hecho de pensar de que nosotros tenemos muchas de estas características: mentimos, vivimos amargados, decimos maldiciones, y muchas más, y definitivamente tocó mi vida.
En redes sociales constantemente veo “perfección”, hay comparación y entre amistades muchas veces hipocresía y nos juzgamos entre nosotros, incluso entre creyentes dentro de la iglesia, también otras veces nos sentimos más creyentes, más santos, más perfectos que los demás, y muchas muchas veces se nos olvida que NO HAY.
No hay temor de Dios
No hay respeto
No hay gratitud
No hay amor
No hay transparencia
Vivimos en un mundo rodeado de maldad como Pablo escribe en los capítulos anteriores, lleno de “no hay”, lleno de envidia, celos y demás, pero es el mismo mundo en el que buscamos la perfección, y creo que no conecta, no conecta buscar lo perfecto en lo imperfecto.
En un mundo lleno de no hay, de imperfecciones, entendemos que hay insuficiencia para salvarnos y para salvar a los demás.
Pero también hay alguien que si es todo, que si puede salvarnos, que es amor.
Creo que hoy podemos empezar a dejar de buscar perfección en un mundo imperfecto, dejar de idealizar a los demás, de idealizarnos a nosotros mismos y dar nuestra vida al único perfecto.
Abracemos al que viene herido, abracemos al que juzga, abracemos al que envidia, al que miente, y también permitamos que nos abracen cuando seamos el herido, el que juzga, que que envidia y miente, permitamos que Jesús, en su perfección, nos perfeccione y perfeccione a quienes le acepten. Mostremos su carácter en nuestra vida diaria, en nuestras amistades y en lo que nos rodea.
Que Jesús sea la luz en un mundo donde no hay.
Oración:
Señor, te doy gracias por que aún en mi maldad, tú me salvas, aún en mi pecado, tú quitaste toda condenación, te pido que perfecciones mi vida, que sigas moldeando mi carácter y que me ayudes cada día a dejar de buscar la perfección en este mundo y mejor busque más de ti, de tu perfecto amor.
-Denisse
Amén. Gracias Señor por todo lo que nos das, por tu presencia en mi vida