Hola amigos! Denisse por aquí!
Siempre siempre feliz de poder compartirles un poco de lo que sucede en mi día a día con Dios, en Dios. Han sido semanas wow, de esas en las que das primeros pasos, vences miedos, y otros no tanto.
Quería contarles que hace 1 semana hice un viaje que esperaba con todo el corazón, tomé un vuelo e hice conexión en una ciudad en la que estaría 10 horas, al principio estaba completamente emocionada de aprovechar ese tiempo al 100%, pero en cuanto salí del aeropuerto en esa ciudad, el miedo se apoderó de mi, comencé a ver todos los posibles escenarios en los que algo malo podía suceder, por qué si, me pasa eso aún siendo creyente, siendo creyente de mi misma, creyente de que aun sabiendo que soy insuficiente, puedo hacerlo todo yo.
Me aventuré y me perdí, me perdí al tenerlo “todo controlado”, me perdí hasta creer que iba a perder mi siguiente vuelo, me perdí dejando que mis pensamientos y sentimientos fueran más allá de lo que debo permitir, me perdí con 10% de batería, sin conocer a nadie y sin conectores cerca, exploté, lloré a media calle con mucha gente a mi alrededor y el Uber sin encontrarme, y después de 8 horas (pudiendo haberlo hecho antes), lloré a Dios, le pedí que su infinita misericordia estuviera conmigo, le pedí ayuda, le pedí que literalmente resolviera toda situación porque evidentemente en mis fuerzas no podía y principalmente le pedí perdón por creer que en mis fuerzas podía.
Y de repente… todo se solucionó, el Uber me encontró, y llegue a tiempo.
Definitivamente no creo que Dios hiciera que todo eso pasara, ni eso ni todas las cosas “malas” que nos ocurren, tampoco creo que mi historia sea la más fuerte aunque en ese momento fue terrorífica, pero si creo que a veces todo se trata de nosotros, que incluso creemos que podemos más que Él.
En el camino al aeropuerto no podía para de llorar procesando todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo, todo el miedo que sentí, lo mucho que tardé en ponerme en sus manos, cuestionándome porque no entregué todo en sus manos antes de planear yo misma, pero principalmente agradecí por su infinito amor y misericordia, que aún cuando estamos perdidos, nos encuentra, aunque estemos dañados, nos abraza, aunque estemos alejados, nos acerca, aunque creamos que todo está perdido, el tiene todo bajo control.
Pidamos todos los días no tener miedo, aún cuando lo estemos sintiendo.
Pidamos todos los días que su presencia esté con nosotros.
Pidamos todos los días una transformación genuina que nos permita vivir confiados en Él.
Entreguemos todo lo que tengamos, porque sus planes son mejores que los nuestros.
“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.”
Isaías 41:10 NTV
No tengamos miedo, porque no hay nada mejor que tener:
Su fuerza
Su ayuda
Su sostén
Oración:
Papá gracias por tu infinito amor, te pido perdón por las veces en las que no confío y te pido que tu presencia esté en mi corazón siempre, que seas tú el autor de todo plan en mi vida, que me ayudes a vivir confiado, sin miedo, en ti, y hacer tu voluntad agradable y perfecta. Amén
-Denisse
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